La hipertensión consiste en un aumento persistente de la presión arterial, la fuerza ejercida sobre las paredes de las arterias. La presión arterial sistólica (PAS), la lectura superior de las medidas de la presión arterial es la fuerza que se ejerce sobre las paredes de los vasos sanguíneos a medida que el corazón se contrae e impulsa la sangre a través de sus cámaras.
La hipertensión es un problema de salud pública frecuente en los países desarrollados. En EE. UU., uno de cada tres adultos tiene la presión arterial elevada (AHA, 2013).
La hipertensión no tratada conduce a muchas enfermedades degenerativas, como:
- Insuficiencia cardíaca (IC)
- Nefropatía terminal
- Enfermedad vascular periférica.
A menudo se le llama «el asesino silencioso», porque las personas con hipertensión pueden estar asintomáticas durante años y después sufrir un ictus o un infartos mortales. Aunque no se cura, la hipertensión es fácil de detectar y generalmente es controlable. Parte de la reducción en la mortalidad cardiovascular de las dos últimas décadas se ha atribuido a una mejor detección y mayor control de la hipertensión. El hincapié en las modificaciones del estilo de vida ha otorgado a la dieta una función prominente en la prevención primaria y en el tratamiento de la hipertensión.
Hipertensión esencial
Hipertensión de causa desconocida o hipertensión primaria. SSu causa implica una compleja interacción entre hábitos vitales inadecuados y expresión génica. Los factores relativos al estilo de vida que han sido involucrados son dietas de escasa calidad, es decir, alta ingesta de sodio, pocas frutas y verduras, tabaquismo, inactividad física, estrés y obesidad.
Prevención
La modificación del estilo de vida tiene una eficacia demostrada en la prevención primaria y el control de la hipertensión. Estos factores fueron sistemáticamente revisados y categorizados por la Academy of Nutrition and Dietetics (AND) en 2009 y más recientemente por el ACC y la AHA en 2013 Estas guías realizaron una fuerte recomendación (p. ej., índice beneficio/riesgo elevado con evidencias que lo apoyan) para la reducción de la ingesta dietética de sodio. También se realizó una fuerte recomendación de frutas y verduras y de patrones dietéticos que hicieran énfasis en estos alimentos, así como de la reducción del peso para disminuir la presión arterial.
Importancia de frutas y verduras
Varios patrones dietéticos han demostrado reducir la presión arterial. Estudios clínicos han asociado las dietas con predominio de vegetales con presiones arteriales más bajas. Específicamente, el estudio de alimentación controlado Dietary Approaches to Stop Hypertension (DASH) demostró que un patrón dietético con énfasis en:
- Frutas
- Vegetales
- Productos lácteos desnatados
- Cereales integrales
- Carnes magras
- Nueces
Esto disminuía significativamente la presión arterial en adultos hipertensos y normotensos.
Reducción de peso
Hay una asociación sólida entre IMC e hipertensión en hombres y mujeres de todas las razas y grupos étnicos y en la mayoría de los grupos de edad. Se estima que al menos el 75% de la incidencia de la hipertensión está relacionada directamente con la obesidad (AHA, 2013). El aumento de peso durante la edad adulta es responsable de buena parte del ascenso de la presión arterial observado con el aumento de la edad.
Reducción del consumo de sodio
Los resultados de distintos estudios apoyan la reducción de la presión arterial y el riesgo cardiovascular mediante la disminución del sodio dietético. Por ejemplo, en los Trials of Hypertension Prevention, más de 2.400 personas con presión arterial moderadamente elevada se distribuyeron aleatoriamente entre reducir el sodio hasta 750-1.000 mg/día las personas que redujeron el sodio tuvieron un riesgo 25-30% menor de padecer Infarto al miocardio, ictus y otros problemas cardiovasculares, comparado con el grupo que no lo redujo (Cook et al., 2007).
Un metaanálisis (Aburto et al., 2013) ha confirmado estos efectos positivos de la disminución de sodio sobre la presión arterial y los problemas cardiovasculares en personas con y sin hipertensión.
Actividad física
Las personas menos activas tienen un 30-50% más de probabilidad de desarrollar hipertensión, comparado con aquellos activos. A pesar de los beneficios de la actividad y el ejercicio para reducir la enfermedad, muchas personas siguen siendo inactivas.
El ejercicio es beneficioso para la presión arterial. El aumento de la cantidad de actividad física de intensidad moderada a un mínimo de 40 min, 3 o 4 días a la semana, es un importante coadyuvante para las otras estrategias de reducción de la presión sanguínea (Eckel et al., 2013).
Ingesta calórica
Por cada kilogramo de peso perdido se puede esperar una reducción de 1 mmHg en la presión arterial. Los pacientes hipertensos que pesen más del 115% del peso corporal ideal deberían entrar en un programa individualizado de reducción de peso a base de dieta hipocalórica y ejercicio ya que una reducción discreta de las calorías se asocia con un descenso significativo de presión arterial y colesterol LDL.