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La hipertensión es un problema de salud pública frecuente en los países desarrollados, consiste en un aumento persistente de la presión arterial, que es la fuerza ejercida por la sangre sobre las paredes de las arterias; sin embargo el ejercicio ha demostrado grandes beneficios en la hipertensión que mencionaremos más adelante.

A La hipertensión a menudo se le llama «el asesino silencioso», porque las personas con hipertensión pueden estar sin síntomas durante años y después sufrir un ictus o infartos mortales.

ICTUS se refiere a la brusca obstrucción de un vaso sanguíneo cerebral (trombosis, embolia), a su rotura (derrame) o a ambas (apoplejía)

Aunque no se cura, la hipertensión es fácil de detectar y generalmente es controlable. Parte de la reducción en la mortalidad cardiovascular de las dos últimas décadas se ha atribuido a una mejor detección y mayor control de la hipertensión.

Prevención

La modificación del estilo de vida tiene una eficacia demostrada en la prevención y el control de la hipertensión.

Hay una asociación sólida entre IMC e hipertensión en hombres y mujeres de todas las razas y grupos étnicos y en la mayoría de los grupos de edad.

Se estima que al menos el 75% de la incidencia de la hipertensión está relacionada directamente con la obesidad (AHA, 2013). Además, el aumento de peso durante la edad adulta es responsable de buena parte del ascenso de la presión arterial observado con el aumento de la edad.

Beneficios del ejercicio en la hipertensión

Beneficios del ejercicio en la hipertensión

Las personas menos activas tienen un 30-50% más de probabilidad de desarrollar hipertensión, comparado con aquellos activos. A pesar de los beneficios de la actividad y el ejercicio para reducir la enfermedad, muchas personas siguen siendo inactivas.

El ejercicio es beneficioso para la presión arterial. El aumento de la cantidad de actividad física de intensidad moderada a un mínimo de 40 min, 3 o 4 días a la semana, es un importante coadyuvante para las otras estrategias de reducción de la presión sanguínea (Eckel et al., 2013).

Sistema nervioso

Actividad nerviosa simpática está asociada con un incremento en la tensión de las paredes arteriales; sin embargo, el ejercicio disminuye esta actividad simpática, lo que puede ayudar a reducir esa tensión en las arterias.

Vasodilatación

En personas hipertensas se han asociado trastornos en la función vasodilatadora, debido a una disminución de óxido nítrico. El ejercicio incrementa el flujo sanguíneo a los músculos produciendo un estrés directo sobre las paredes de los vasos estimulando la liberación del óxido nítrico, con su consecuente vasorelajación y vasodilatación.

Adaptaciones vasculares estructurales

Existe importante evidencia que sugiere que el entrenamiento físico produce cambios en la estructura vascular; estos incluyen el remodelamiento vascular (aumento en el diámetro de las venas y las arterias).

Estudios realizados en animales, arrojaron importantes resultados; al parecer, el ejercicio induce la remodelación vascular la cual da como resultado un efecto antihipertensivo; sin embargo, se necesitan estudios adicionales acerca de este tema.

El riesgo-beneficio

El ejercicio es altamente favorable para la mayoría de las personas con hipertensión, pero deben tomarse algunas precauciones.

  1. Las personas con presión arterial sistólica mayores o iguales a 160/100 mmHg, deben disminuir y controlar varias veces su presión antes de comenzar el programa.
  1. Las personas que usan antihipertensivos tipo bloqueadores β o diuréticos pierden parcialmente la capacidad de controlar la temperatura durante el ejercicio ya sea en ambientes de calor o humedad.

Estas personas deben:

  • Recibir educación acerca de los signos y síntomas de alerta acerca de golpe de calor
  • Usar ropa adecuada que facilite la evaporación y el enfriamiento.
Beneficios del ejercicio en la hipertensión
  1. Los fármacos como los bloqueadores α, los bloqueadores de los canales de calcio y los vasodilatadores pueden provocar hipotensión después de una interrupción abrupta del ejercicio, por lo cual en estos casos se recomienda períodos de enfriamiento más prolongados.

Por lo tanto, de acuerdo con diversas investigaciones científicas, el ejercicio beneficia de múltiples maneras el control y prevención de la hipertensión arterial, por lo que el realizar actividad física durante 40 min de 3 a 4 días por semana ofrece grandes beneficios ; sin embargo, es necesario acercarse a personal calificado para prescribir la actividad física de manera personalizada para evitar un posible riesgo a nuestra salud.

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