El colesterol, los triglicéridos (TG) y los fosfolípidos constituyen los principales lípidos del organismo humano. Estas moléculas se transportan la sangre en forma de complejos lipídicos incluidos dentro de las lipoproteínas. Existen cuatro clases principales de lipoproteínas plasmáticas.
- Quilomicrones
- VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad)
- LDL (lipoproteínas de baja densidad)
- HDL (lipoproteínas de alta densidad)
El mayor contenido de triglicéridos se encuentra en los quilomicrones y las VLDL, mientras que el de colesterol ocurre en las LDL.
El contenido de triglicéridos y colesterol ha llevado a que a estas lipoproteínas les sea atribuidas la causa de las enfermedades cardiovasculares que anualmente llevan a la discapacidad y la muerte a muchas personas en el mundo.
El término “perfil lipídico” hace referencia al estado del metabolismo de los lípidos séricos. En tal perfil se incluyen los TG junto con las lipoproteínas de alta (HDL), baja (LDL), e intermedia densidad (VLDL). La suma de las 3 lipoproteínas origina el colesterol sérico total. Cuando se presentan alteraciones de cualquiera de los componentes del perfil lipídico ocurre una dislipidemia: condición que es reconocida hoy como un importante factor de riesgo de aparición de las enfermedades cardiovasculares, la enfermedad coronaria y la cardiopatía isquémica entre ellas.
Durante muchos años se han reconocido las propiedades hipolipemiantes de algunos alimentos con base a su composición química.
Se entiende por hipolipemiante a cualquier sustancia que tenga la propiedad de disminuir los niveles de lípidos en sangre, por lo tanto, el consumo de tales alimentos pudiera resultar en reducciones moderadas de las concentraciones en sangre del colesterol total y los triglicéridos.
Las frutas cítricas
Las frutas cítricas incluyen la naranja, el limó, la toronja, el pomelo, la lima, y la mandarina, frutas todas destacadas por el contenido elevado de vitamina C: un poderoso antioxidante natural.
La mayoría de los estudios sobre el efecto hipolipemiante de los cítricos se ha restringido al consumo de los jugos obtenidos por expresión de la fruta.
O’Neil et al. (2012), después de un análisis retrospectivo de las bases de datos del NHANES 2003 – 2006, encontraron que los sujetos que reportaron consumos del 100% de jugo de naranja se destacaron también por ingresos superiores de frutas enteras, jugos de frutas y granos enteros. Estos sujetos también tenían valores disminuidos del IMC, el colesterol total y las LDL.45 Estos sujetos también mostraron un riesgo menor de ocurrencia del Síndrome metabólico (SM)
El frijol de soja como hipolipemiante
La soja es hoy catalogada como el “frijol maravilloso” por sus propiedades nutrimentales, y la versatilidad industrial. El frijol de soja ha formado parte desde tiempos inmemoriales de la alimentación de las comunidades del Extremo Oriente, donde se ha consumido en una miríada de platos y preparaciones.
Varios estudios han vinculado el consumo de alimentos elaborados con soja con el status cardiovascular de las poblaciones asiáticas. Un consumo importante y mantenido en el tiempo de alimentos elaborados con soja puede trasladarse hacia una menor incidencia de eventos cardiovasculares agudos como el infarto del miocardio, por un lado; y una expectativa prolongada de vida, por el otro.
La mayoría de los ensayos clínicos descritos sobre el impacto de la soja en el status cardivoascular y lipídico de sujetos humanos han previsto como tratamiento el uso de preparaciones de proteína de soja. Las propiedades cardioprotectoras de la soja podrían explicarse también por la composición lipídica; ya que, el frijol de soja tiene un contenido en grasas del 40.0%. De este total, más de la mitad se presenta como ácidos grasos omega 6. Además, los Omega 3 representan el 6.0% del contenido graso del frijol de soja. Por consiguiente, la organización de la dieta regular alrededor de alimentos elaborados con soja puede ayudar al sujeto en riesgo a satisfacer los requerimientos tanto de proteínas y de ácidos grasos esenciales, a la vez que reducir el riesgo de daño cardiovascular.
El ajo como hipolipemiante
El ajo ha formado parte de la dieta y la farmacopea humanas desde tiempos inmemoriales. Además del contenido de hidratos de carbono, proteínas, vitaminas y minerales, el ajo posee importantes fitoquímicos de alta actividad biológica.
Diferentes estudios, dentro de ellos, Varney & Budoff (2016) y Schwingshackl et al. (2016) condujeron sendas revisiones sistémicas de la literatura existente sobre las propiedades cardiprotectoras del ajo. Los resultados arrojaron que el consumo regular de distintas preparaciones (polvo/extracto) de ajo puede disminuir la presión arterial y las concentraciones de presión arterial pero aparentemente no se presentan efectos sobre los triglicéridos.
Sin embargo, las conclusiones de tales revisiones deben tomarse con cautela debido diferencias entre las metodologías para el desarrollo de las investigaciones y no se puede pasar por alto que en muchos estudios el consumo de ajo es simultáneo con el de los fármacos antihipertensivos e hipolipemiantes.
En conclusión
El consumo de alimentos con propiedades hipolipemiantes puede convertirse en una alternativa para mejorar el perfil lipídico alterado y, por consiguiente, retrasar la progresión del daño ateroesclerótico por un lado, y disminuir la incidencia de la Hipertensión arterial y la Diabetes tipo 2, por el otro; y con ello, reducir los riesgos de ocurrencia de la enfermedad cardiovascular, el accidente cerebrovascular, y la insuficiencia arterial periférica que resultan en discapacidad y muerte.
Claudia María Ramírez Botero y María Orfilia Román Morales. Revisión temática sobre los alimentos con actividad hipolipemiante. Revista Cubana de Alimentación y Nutrición. Volumen 28. Número 2 (Julio – Diciembre del 2018):417-456