El amor, al contrario de lo que muchos creen no comienza con la mirada.
El amor comienza por la nariz, llega al cerebro y enciende una serie de sustancias que alborotan los sentidos y prolongan la unión entre la pareja.
El génesis del amor
El enamoramiento es un proceso químico que se desencadena en el instante en el que un pequeño órgano en la nariz detecta las feromonas, algo así como un aroma con sello personal. Este primer contacto es un impulso eléctrico que llega al cerebro y le indica la cercanía de la persona deseada.
Una sustancia, la feninetilamina, es la primera sustancia que se distribuye en el cerebro una vez que las feromonas cumplen su función. Además es la encargada de impulsar la acción de otros compuestos químicos y hormonas como la dopamina y la serotonina, estas sustancias son responsables de que la persona se sienta excitada, sufra alteraciones y pierda la concentración.
Adicción al amor
A medida que pasa el tiempo, el sentimiento amoroso es cada vez más profundo debido a los efectos de sustancias emitidas por nuestras neuronas. Su presencia en el organismo genera la sensación desesperada por mantener contacto físico con el ser amado. En esta etapa hay intercambió de sustancias a través del beso o las caricias lo que hace más intensas las sensaciones.
La testosterona por su parte se encarga de impulsar el deseo sexual en hombres y la oxitócica tiene la función de estrechar los lazos de afectividad.
Algunas frases comúnmente utilizadas para expresar lo que se siente en el enamoramiento reflejan el fenómeno químico que da vida al amor. La intensidad y duración del sentido dependerá de la interacción de las sustancias y las hormonas involucradas en la relación.
Los científicos aseguran que el proceso químico dura aproximadamente siete años. Es decir, el instinto biológico que une a la pareja y cuyo fin es la procreación no es eterno, pues en el organismo humano no existen sustancias que garanticen la permanencia de la pareja ni la fidelidad.
Péptido de la fidelidad.
En algunos animales como cisnes, gansos y lobos, existe una hormona llamada vasopresina o “péptido de la fidelidad”. Esta provoca que, después del encuentro sexual, permanezcan juntos en cada ciclo de apareamiento. La muerte de la pareja, lleva a estos animales al suicidio o a una vida en solitario. Aunque los humanos secretamos esta hormona, no lo hacemos en cantidad suficiente. Y de manera constante, lo cual deja abierta la puerta a buscar otra u otras parejas.
Para cubrir esa carencia los humanos ponen en práctica sus capacidades intelectuales y de pensamiento, de esta forma mantienen mecanismos (convivencia, comunicación, comprensión, compromiso, etc.) que les permiten prolongar el vínculo amoroso.
Conclusión
Explicar lo que sentimos por esa persona especial bajo los términos estrictos de la química del amor es restarle la magia al asunto.
-Albert Einstein