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Origen de la dieta mediterránea

El concepto de dieta mediterránea se popularizó a mediados el siglo pasado como consecuencia del “Estudio de los Siete Países”, liderado por Ancel Keys entre 1958 y 1964, que comparó los hábitos   diferentes cohortes de Estados Unidos de Norteamérica (EE. UU.), Japón, Finlandia, Holanda, la antigua Yugoslavia, Italia  y  Grecia.  El  seguimiento  de  estas  poblaciones  durante  5-15  años confirmó una menor mortalidad por enfermedad coronaria  y  general  y  una  mayor  expectativa  de  vida en los países mediterráneos, particularmente en Grecia.

El análisis global del “Estudio de los Siete Países” permitió definir los componentes de la dieta que  se  asociaban  con  una  mayor  expectativa  de vida  y  una  menor  incidencia  de  enfermedades  crónicas. De esta forma, se llegó a la conclusión que este patrón dietario, asociado especialmente a beneficios cardiovasculares, se caracterizaba por una baja ingesta de carnes rojas y un alto consumo de  frutas,  verduras,  legumbres,  aceite  de  oliva,  frutos  secos  y  pescado.  Las  características  saludables de esta dieta de los habitantes de la Costa europea del mar Mediterráneo llevaron a Keys a denominar  a  esta  forma  de  alimentación  como  “dieta mediterránea”.

“Características de la dieta mediterránea”

Posteriormente, se estableció que no existe una dieta mediterranea única,  ya  que  los  alimentos  que  forman  parte de este patrón muestran variaciones entre los países de la cuenca mediterránea. Sin embargo, la dieta de los países europeos como España, Francia, Italia y Grecia, también norte de África y Medio Oriente, presenta  características  comunes. 

 1) Baja ingesta de grasas saturadas procedentes de mantequilla, leche entera y carnes rojas.

 2) Alto consumo de grasas monoinsaturadas, contenidas principalmente en aceite de oliva.

 3) Balance adecuado de ácidos grasos poliinsaturados (omega-6  versus  omega-3),  principalmente  por el consumo de pescados, mariscos y frutos secos.

 4) Bajo aporte de proteína derivada de animales  terrestres, especialmente carnes rojas.

 5) Alta ingesta de antioxidantes, presentes en frutas, verduras, vino, aceite de oliva virgen, especias y hierbas.

6) Alto consumo de fibra, proveniente de alimentos de origen vegetal como verduras, frutas, cereales integrales, legumbres y frutos secos.

Componentes bioactivos

Los componentes bioactivos mejor reconocidos como responsables de los efectos beneficiosos de esta dieta son los antioxidantes, la fibra y los fitoesteroles, provenientes de productos vegetales, verduras, frutas, legumbres, aceite de oliva virgen y vino; los ácidos grasos monoinsaturados presentes en el aceite de oliva; los ácidos grasos omega-3 provenientes de productos marinos y de frutos secos; y los probióticos derivados de alimentos fermentados como queso y yogur, entre otros.

Beneficios de la dieta mediterránea

A través de múltiples mecanismos sinérgicos derivados de la presencia de estos componentes, la dieta mediterránea genera diversos cambios fisiológicos y metabólicos. Mejoría en perfil de antioxidantes, perfil lipídico (colesterol y triglicéridos), presión arterial, inflamación y coagulación, además de modulación en la expresión génica), que, en último término, determinan un menor riesgo de enfermedades crónicas, mayor longevidad y mejor calidad de vida.

Fuente

Urquiaga, Ines & Echeverría, Guadalupe & Dussaillant, Catalina & Rigotti, Attilio. (2017). Origen, componentes y posibles mecanismos de acción de la dieta mediterránea. Revista médica de Chile. 145. 85-95. 10.4067/S0034-98872017000100012.

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