El comienzo del año es un momento idóneo para mejorar los hábitos dietéticos, alimentar la salud, el bienestar y ser más saludables con nuestras decisiones
No hay cosa que los hombres traten de conservar tanto, ni administren tan mal, como su propia vida”. El comienzo del año es un momento apropiado para liberarnos de esas ataduras, convertirlas en riendas y aferrarlas con fuerza para que nos guíen hacia una mejor calidad de vida. Y, ya que todo objetivo debe contar con un “plan de acción”, a continuación se detallan cinco propósitos para avanzar hacia una “dieta sana” con una gran probabilidad de éxito.
1. Mejorar la salud, pero no exclusivamente a base de suplementos dietéticos
Una dieta poco saludable jamás podrá “equilibrarse” mediante el consumo de suplementos de vitaminas, minerales, antioxidantes o productos de herbolaria. Los correctos hábitos de alimentación son la base de una mejor calidad de vida. Pero no solo eso: consumir estos productos de forma deliberada y sin la supervisión de un profesional de la salud puede llegar a ser perjudicial al consumir productos de marcas no prestigiadas, con poca inocuidad o seguridad. Siempre elige las marcas de mayor prestigio y duración en el mercado y que no ofrezcan publicidad engañosa.
2. Comer alimentos en lugar de empacharse de “declaraciones nutricionales”
Pese a que los nutrientes son invisibles (o casi), decoran hoy la publicidad de infinidad de alimentos. Las expresiones “con omega-3” o “rico en fibra” “Antioxidante” -que por cierto hace unos años no existían en nuestra mente- se encuentran ahora con letras mayúsculas en una amplia gama de productos. Con ello corremos el riesgo de interpretar que lo “visible” (es decir, el alimento) no es lo importante, sino que lo crucial se halla escondido detrás de expresiones enigmáticas como “índice glucémico”, “fibra insoluble” o ” Cero grasas trans”.
Quiero decir que lo importante es construir los llamados hábitos de alimentación para recibir los componentes activos que cuidan de nuestra salud. Puesto que los nutrientes que el cuerpo necesita para mantener un equilibrio son aportados a principalmente a través de los alimentos. Y una buena alimentación, con o sin conocimiento de dichas sustancias, nos llevará de la mano a la mejor calidad de vida. En este sentido, la revista American Journal of Clinical Nutrition que el efecto de alimentos concretos sobre la enfermedad cardiovascular no puede predecirse tan solo por su contenido en ácidos grasos saturados. También subrayó que “las recomendaciones basadas en los alimentos son más útiles que los consejos basados en los nutrientes”.
3. Creer en una dieta sana, no en los “superalimentos”
Los alimentos, como se ha señalado, son más importantes que los nutrientes aislados. Pero esto nos conduce a otra reflexión ¿Existen los “superalimentos”? Algunos expertos dicen que las propiedades milagrosas que se atribuyen a los ‘superalimentos’ (terapéuticas, antienvejecimiento, adelgazantes…) no están basadas en estudios rigurosos”. Por su parte, uno de los mayores expertos mundiales en nutrición humana, resumió este aspecto en la siguiente frase, “Los efectos beneficiosos sobre la salud por parte de alimentos o ingredientes individuales (sean o no funcionales) son más bien modestos, sobre todo si se comparan con un cambio radical en los hábitos de alimentación. Quiere decir que el verdadero beneficio viene de una dieta completa y variada y no de alimentos específicos considerados “especiales”. .
4. Desconfiar del concepto “dieta variada” o “comer de todo”
Si no existen los super alimentos, lo lógico sería pensar que la mejor opción consiste en seguir una dieta variada – como he mencionado anteriormente – ;Pero, para ello habría que informar correctamente a la población el significado de este concepto, antes que se emplee como la libertad de comer una gran variedad de alimentos sin pensar en sus aportes calóricos y en la presencia de nutrientes como la grasa, los azúcares simples y la fibra dietética.
Definitivamente no es igual alimentación variada a alimentación que incluya alimentos ricos en energía – que favorecen la obesidad– y bajos en nutrientes, que una alimentación variada diseñada por un nutriólogo o experto en dietética. La Organización Mundial de la Salud acuña el concepto “variedad” para definir a una dieta sana, aunque lo hace en un contexto muy delimitado: “Siga una dieta nutritiva basada en una variedad de alimentos de origen sobre todo vegetal, en lugar de animal”.
5. Consumir más alimentos de origen vegetal (o menos de origen animal)
Este punto de vista coincide con el de todas las asociaciones implicadas en la nutrición humana. En general se recomienda cambiar hacia una dieta más basada en los alimentos de origen vegetal, que enfatice las hortalizas, las legumbres secas cocidas, las frutas, los cereales integrales, los frutos secos y las semillas, en lugar de alimentos procesados, ricos en azúcares y grasas hidrogenadas o de origen animal. Por ejemplo, se señala en una publicación que los vegetarianos presentan un riesgo bastante menor de morir por enfermedades del corazón o de cáncer.