La vitamina D es una de las moléculas importantes, además de los bien conocidos efectos que ejerce sobre el metabolismo del calcio, también se ha podido establecer que influye de manera importante en la salud pulmonar y en el sistema inmune.
El 80% de la vitamina D se produce en la piel mediante la exposición al sol, pero se puede obtener también a través del consumo de alimentos.
Papel de la vitamina D
De acuerdo con estudios, es “imprescindible” para activar el sistema inmunitario pues sin ella, las células T -encargadas de combatir los virus o bacterias no logran reaccionar adecuadamente.
Vitamina D en el sistema inmune innato
Favorece la comunicación entre las células inmunes, incrementa su capacidad de combate contra agentes extraños y en otros tipos de células favorece su maduración.
Vitamina D en el sistema inmune adquirido
Favorece la maduración de las células inmunes y evita un incremento en la inflamación causada por la respuesta inmune, evitando una posible inflamación crónica.
La vitamina D posee una acción doble
- Estimula la inmunidad innata en la respuesta frente a infecciones, estimulando la capacidad de fagocitar y la producción de moléculas antimicrobianas.
- Limita la inmunidad adquirida con la finalidad de evitar inflamación excesiva
Por lo tanto, el mantenimiento de niveles adecuados de vitamina D resulta importante para un sistema inmunológico sano y capaz de enfrentar posibles enfermedades.
Alimentos ricos en vitamina D
- Salmón
- Sardinas
- Aceite de hígado de bacalao
- Atún
- Quesos
- Margarina
- Champiñones
- Huevos
- Leche o el yogurt